jueves, 20 de diciembre de 2007

Los villancicos y el próximo tránsito orbital

En estas fechas quería dedicarle un post a los villancicos, esos seres a los que hacemos oidos sordos. Hay una cosa que no entiendo, cada año tenemos una canción del verano, es mala, pero al siguiente periodo estival aparece una nueva y trauma superado. Sin embargo, los villancicos siempre vuelven por Navidad, con esas letras: "a donde vas partocillo, voy a llevar al portal requesón, manteca y vino"... ¡¡¡pero vino para quien!!!; para el niño Jesús, pues no se si es lo mejor en el caso de un recien nacido, igual es mejor una cantimplora con leche materna, digo yo.

Y el requesón será para la Virgen María -sin sentido- a una mujer que acaba de pasar por el hospital y está en post-operatorio le vas a llevar requesón... sobre todo cuando el niño Jesús vino por cesarea, la aeureola no le cabía; eso si, el médico estaba contento, el niño vino con asa y fue más fácil sacarlo.

Pero otros villancicos tampoco tienen desperdicio, el pobre San José tiene que estar hasta los mismisimos de ese que dice: "Dime niño de quien eres todo vestidico de blanco, soy del Espíritu Santo y de la virgen María...". Suponemos que el tal Espíritu Santo le pasará una pensión de manutención para el niño (pobre San José, año tras año recordando el momento). Además, a San José los ratones, en vez de comerle el requesón en el portal, le comen los calzones, ya es mala suerte por todos los lados.

Nada, que los dicho, los villancicos, ese sin sentido anual. Por cierto, mañana es 21 de diciembre, solticio de invierno, mis mejores deseos en este nuevo tránsito orbital.

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