martes, 25 de marzo de 2014

La integración política en Europa

El siglo XX ha definido Europa tal y como la conocemos, con dos contiendas mundiales que abocaron a varios desastres y arrasaron el continente. Tras la caída de los países del Eje en 1945 después de la II Guerra Mundial, los países vencedores pusieron los cimientos del que se convertiría más tarde en el primer experimento de unión supranacional.

Grandes nombres forjaron un proyecto que hoy incluye a 28 países. Para llegar a esta situación el camino no ha sido fácil y ha estado lleno de obstáculos. Viajando en el tiempo hasta el presente, de cara a las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, se ha ido afianzado el europeísmo en el continente. Sin embargo, la crisis económica y las recientes tensiones territoriales como respuesta a la misma han erosionado el sentimiento en los últimos años. Desde una perspectiva progresista sólo podemos responder con más integración política y social para continuar con la senda iniciada hace más de medio siglo, una senda que ha traído uno de los periodos más largos de Paz en la región.

¿Cuales son las metas? ¿Cuales son los objetivos? ¿En qué dirección ir? Son preguntas abiertas que tendremos que ir respondiendo con diálogo, con comunicación, con debate y más Democracia.

Las elecciones europeas del 2014 (European Parliament, fuente para distribución libre de copyright).

El mapa geográfico de la Unión Europea se ha ido completando a través de varios procesos: en el primer grupo tenemos los países fundadores de 1952 (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos); en 1973 se amplió con la inserción de Reino Unido, Irlanda y Dinamarca; en 1981 Grecia y en 1986 se incorporan dos países que provienen de régimen dictatoriales, España y Portugal; llegamos hasta 1995 donde fue el turno de Austria, Finlandia y Suecia; en 2004 se unen al proyecto común Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Malta y Polonia; en 2007 dan el paso Bulgaria y Rumanía; finalmente, la incorporación más reciente en 2013 de Croacia.

Una amalgama de culturas y sentimientos que conforman la variedad de perspectivas en el interior de la Unión Europea. Europa actualmente es un proyecto, no de mera coexistencia, es un compromiso de vivificar conjuntamente un Parlamento Europeo, un Consejo Europeo, una Comisión de la Unión Europea, un Tribunal de Justicia Europeo, un Tribunal de Cuentas, un Banco Central Europeo, un Servicio Europeo de Acción Exterior, un Comité Económico y Social Europeo, un Comité de las Regiones, un Defensor del Pueblo Europeo, un Banco Europeo de Inversiones,...

En el siglo XXI la integración política de los estados miembros es un paso necesario: lucha contra el cambio climático, unión fiscal para consolidar la unión monetaria, lucha contra el fraude y evasión de impuestos, unión bancaria para que los ciudadanos no tengan que pagar el rescate a los bancos,... elementos que están en la agenda de los que apostamos por un continente de progreso.

Sentires de territorios con similares problemas y tradiciones diferentes. Un proceso de federalización sin ser un Estado Federal, descubriendo territorios nuevos de gobernanza supranacional para afrontar los retos de la globalización. 

domingo, 2 de marzo de 2014

El nuevo plan hidrológico del Ebro, rescatando un viejo plan...

El pasado 28 de Febrero de 2014 volvió a lucirse el Consejo de Ministros aprobando un nuevo Plan Hidrológico para la cuenca del Ebro. Aunque de nuevo tiene poco, recuerda bastante al planteado a principios del siglo XXI por el Ejecutivo de Aznar. Consideran que el caudal que es necesario verter al Mediterráneo son 3200 hectómetros cúbicos, una cantidad similar al viejo plan.

Desde una perspectiva socioeconómica el uso razonable y sostenible de los caudales pasa por la utilización de los mismos dentro de las cuencas donde transcurren, sea en agricultura o en otros usos. De esta forma el balance neto en el aporte a los acuíferos y en la desembocadura del rio, en el hábitat del delta del Ebro, no sufren una alteración considerable (aunque hay una modificación de la trayectoria que sigue el agua hasta el final, la cantidad final no merma apreciablemente ya parte de lo utilizado en el riego dentro de la cuenca regresa a los acuíferos).

Desde una perspectiva política el nuevo plan recuerda mucho, en cuanto caudales mínimos, al viejo proyecto del Partido Popular con el objetivo de concluir que sobraba agua en nuestra cuenca del Ebro, pasando a reglón seguido a conclur que existía un excedente que podía/debía ser trasvasado. Para el trasvase es necesario la utilizanción de recursos energéticos en el bombeo del agua y grandes obras de ingeniería para transportarla hasta el levante español. Desde aquella época la alternativa socialista siempre fue la desalación, la producción del agua en las proximidades donde se consume, tecnología que ha utilizado Israel para convertir el desierto en un vergel.

Desde una perspectiva ecológica tengo serias dudas de que la reserva de la biosfera del delta del Ebro no se vea alterada (afirmación de los actuales responsables). Existe un delicado equilibrio entre agua dulce y salada, una modificación de la cantidad neta de agua dulce vertida, dice el sentido común, modificará el equilibrio destrozando un delicado ecosistema producto de la eterna lucha entre dos fuerzas: el mar meditarraneo salado y el vigoroso río Ebro aportando dulzura.

La Directiva Marco del Agua en la UE promueve un uso sostenible y la protección de este recurso. Desde luego, reabrir la puerta del trasvase con esta definición de caudales mínimos es la peor noticia que he leído durante el fin de semana. Una vez más tendremos que movilizarnos en la lucha por una sociedad en equilibrio con el medio natural, chupar el agua de los acuiferos de los monegros, chupar el agua del habitat del delta, chupar el agua del norte agravará los problemas ecológicos de nuestro territorio. 

Una propuesta política de Plan Hidrológico de este talante, cuando la tecnología nos da alternativas viables, no tiene sentido...